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PEDRO SÁNCHEZ Y LA MARCA ESPAÑA

Durante esta semana, el presidente español, Pedro Sánchez, visitó México en la que ha sido la primera visita de un mandatario extranjero al nuevo Gobierno de López Obrador.

La expectativa era grande, ya que España es el segundo inversor en México después de Estados Unidos, y el nuevo Gobierno de Morena, el partido que monopoliza ahora prácticamente todas las instituciones mexicanas, inició su mandato hace ahora dos meses con medidas desconcertantes, especialmente para el capital extranjero, como la anulación de la obra del que iba a ser el mayor aeropuerto de Latinoamérica.

Pedro Sánchez ha manejado un discurso muy controlado, con guiños constantes a la supuesta paridad ideológica de los dos partidos que gobiernan ahora los dos países, pero sin olvidar lo estratégico que para las empresas españoles es este mercado. Destacó el importante desembarco de capital mexicano que en los últimos años llegó a España a través de empresas como Alsea, Gruma, Grupo Sigma o Bimbo, y agradeció reiteradamente el apoyo que el pueblo de México brindó al exilio español, cuando ahora se cumplen 80 años de aquellos acontecimientos.

Pese a ello, creo que el presidente español _y la delegación que le acompañó_ no han sabido o no han querido gestionar un hecho que, detrás de las buenas palabras, existe en el subconsciente de parte de clase empresarial mexicana: cuando López Obrador habla de corrupción, lo hace veladamente de las grandes empresas, y ahí están también las españolas. El daño reputacional que provocó hace unos años el caso OHL en México esta muy lejos de ser superado, y aunque Antonio Garamendi, presidente de los empresarios españoles, se indignara en un desayuno que mantuvo con empresarios y prensa por la coletilla de que las empresas españolas han creado la corrupción en este país, lo cierto es que para una parte importante de la sociedad así es… Y lo digo porque aquí vivo.

España necesita mejorar su imagen de marca en México, donde sus organizaciones están bien consideradas en cuanto a su nivel tecnológico e innovador. Debemos dar más visibilidad a los propósitos de nuestras empresa y transmitir de forma transparente los objetivos de los proyectos. La marca España lleva ya unos años languideciendo, y creo que este sería un buen momento para cambiar el rumbo, máxime cuando se vislumbran negros nubarrones con otra de las grandes marcas españolas en México: el BBVA.

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